No os engañeis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gálatas 6.7
Leitura diária na versão Rayana Valera - Espanhol


1 Samuel 29
1 Samuel 30
1 Samuel 31
Marcos 15.1-20

1 Samuel 29


1
Y LOS Filisteos juntaron todos sus campos en Aphec é Israel puso su campo junto á la fuente que está en Jezreel.
2
Y reconociendo los príncipes de los Filisteos sus compañías de á ciento y de á mil hombres, David y los suyos iban en los postreros con Achîs.
3
Y dijeron los príncipes de los Filisteos: ¿Qué hacen aquí estos Hebreos? Y Achîs respondió á los príncipes de los Filisteos: ¿No es éste David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo algunos días ó algunos años, y no he hallado cosa en él desde el día que se pasó á mí hasta hoy?
4
Entonces los príncipes de los Filisteos se enojaron contra él, y dijéronle: Envía á este hombre, que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros á la batalla, no sea que en la batalla se nos vuelva enemigo: porque ¿con qué cosa volvería mejor á la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres?
5
¿No es este David de quien cantaba en los corros, diciendo: Saúl hirió sus miles, Y David sus diez miles?
6
Y Achîs llamó á David, y díjole: Vive Jehová, que tú has sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y entrada en el campo conmigo, y que ninguna cosa mala he hallado en ti desde el día que viniste á mí hasta hoy: mas en los ojos de los príncipes no agradas.
7
Vuélvete pues, y vete en paz y no hagas lo malo en los ojos de los príncipes de los Filisteos.
8
Y David respondió á Achîs: ¿Qué he hecho? ¿qué has hallado en tu siervo desde el día que estoy contigo hasta hoy, para que yo no vaya y pelee contra los enemigos de mi señor el rey?
9
Y Achîs respondió á David, y dijo: Yo sé que tú eres bueno en mis ojos, como un ángel de Dios mas los príncipes de los Filisteos han dicho: No venga con nosotros á la batalla.
10
Levántate pues de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo y levantándoos de mañana, luego al amanecer partíos.
11
Y levantóse David de mañana, él y los suyos, para irse y volverse á la tierra de los Filisteos y los Filisteos fueron á Jezreel.

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1 Samuel 30


1
Y CUANDO David y los suyos vinieron á Siclag el tercer día, los de Amalec habían invadido el mediodía y á Siclag, y habían desolado á Siclag, y puéstola á fuego.
2
Y habíanse llevado cautivas á las mujeres que estaban en ella, desde el menor hasta el mayor mas á nadie habían muerto, sino llevado, é ídose su camino.
3
Vino pues David con los suyos á la ciudad, y he aquí que estaba quemada á fuego, y sus mujeres y sus hijos é hijas llevadas cautivas.
4
Entonces David y la gente que con él estaba, alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.
5
Las dos mujeres de David, Ahinoam Jezreelita y Abigail la que fué mujer de Nabal del Carmelo, también eran cautivas.
6
Y David fué muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo porque todo el pueblo estaba con ánimo amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas: mas David se esforzó en Jehová su Dios.
7
Y dijo David al sacerdote Abiathar hijo de Ahimelech: Yo te ruego que me acerques el ephod. Y Abiathar acercó el ephod á David.
8
Y David consultó á Jehová, diciendo: ¿Seguiré esta tropa? ¿podréla alcanzar? Y él le dijo: Síguela que de cierto la alcanzarás, y sin falta librarás la presa.
9
Partióse pues David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y vinieron hasta el torrente de Besor, donde se quedaron algunos.
10
Y David siguió el alcance con cuatrocientos hombres porque se quedaron atrás doscientos, que cansados no pudieron pasar el torrente de Besor.
11
Y hallaron en el campo un hombre Egipcio, el cual trajeron á David, y diéronle pan que comiese, y á beber agua
12
Diéronle también un pedazo de masa de higos secos, y dos hilos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches.
13
Y díjole David: ¿De quién eres tú? ¿y de dónde eres? Y respondió el mozo Egipcio: Yo soy siervo de un Amalecita, y dejóme mi amo hoy ha tres días, porque estaba enfermo
14
Pues hicimos una incursión á la parte del mediodía de Cerethi, y á Judá, y al mediodía de Caleb y pusimos fuego á Siclag.
15
Y díjole David: ¿Me llevarás tú á esa tropa? Y él dijo: Hazme juramento por Dios que no me matarás, ni me entregarás en las manos de mi amo, y yo te llevaré á esa gente.
16
Llevólo pues: y he aquí que estaban derramados sobre la haz de toda aquella tierra, comiendo y bebiendo y haciendo fiesta, por toda aquella gran presa que habían tomado de la tierra de los Filisteos, y de la tierra de Judá.
17
E hiriólos David desde aquella mañana hasta la tarde del día siguiente: y no escapó de ellos ninguno, sino cuatrocientos mancebos, que habían subido en camellos y huyeron.
18
Y libró David todo lo que los Amalecitas habían tomado: y asimismo libertó David á sus dos mujeres.
19
Y no les faltó cosa chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado: todo lo recobró David.
20
Tomó también David todas las ovejas y ganados mayores y trayéndolo todo delante, decían: Esta es la presa de David.
21
Y vino David á los doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir á David, á los cuales habían hecho quedar en el torrente de Besor y ellos salieron á recibir á David, y al pueblo que con él estaba. Y como David llegó á la gente, saludóles con paz.
22
Entonces todos los malos y perversos de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Pues que no fueron con nosotros, no les daremos de la presa que hemos quitado, sino á cada uno su mujer y sus hijos los cuales tomen y se vayan.
23
Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado Jehová el cual nos ha guardado, y ha entregado en nuestras manos la caterva que vino sobre nosotros.
24
¿Y quién os escuchará en este caso? porque igual parte ha de ser la de los que vienen á la batalla, y la de los que quedan con el bagaje: que partan juntamente.
25
Y desde aquel día en adelante fué esto puesto por ley y ordenanza en Israel, hasta hoy.
26
Y como David llegó á Siclag, envió de la presa á los ancianos de Judá, sus amigos, diciendo: He aquí una bendición para vosotros, de la presa de los enemigos de Jehová.
27
A los que estaban en Beth-el, y en Ramoth al mediodía, y á los que estaban en Jattir
28
Y á los que estaban en Aroer, y en Siphmoth, y á los que estaban en Esthemoa
29
Y á los que estaban en Rachâl, y á los que estaban en las ciudades de Jerameel, y á los que estaban en las ciudades del Cineo
30
Y á los que estaban en Horma, y á los que estaban en Chôrasán, y á los que estaban en Athach
31
Y á los que estaban en Hebrón, y en todos los lugares donde David había estado con los suyos.

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1 Samuel 31


1
LOS Filisteos pues pelearon con Israel, y los de Israel huyeron delante de los Filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa.
2
Y siguiendo los Filisteos á Saúl y á sus hijos, mataron á Jonathán, y á Abinadab, y á Melchîsua, hijos de Saúl.
3
Y agravóse la batalla sobre Saúl, y le alcanzaron los flecheros y tuvo gran temor de los flecheros.
4
Entonces dijo Saúl á su escudero: Saca tu espada, y pásame con ella, porque no vengan estos incircuncisos, y me pasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl la espada, y echóse sobre ella.
5
Y viendo su escudero á Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él.
6
Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones.
7
Y los de Israel que eran de la otra parte del valle, y de la otra parte del Jordán, viendo que Israel había huído, y que Saúl y sus hijos eran muertos, dejaron las ciudades y huyeron y los Filisteos vinieron y habitaron en ellas.
8
Y aconteció el siguiente día, que viniendo los Filisteos á despojar los muertos, hallaron á Saúl y á sus tres hijos tendidos en el monte de Gilboa
9
Y cortáronle la cabeza, y desnudáronle las armas y enviaron á tierra de los Filisteos al contorno, para que lo noticiaran en el templo de sus ídolos, y por el pueblo.
10
Y pusieron sus armas en el templo de Astaroth, y colgaron su cuerpo en el muro de Beth-san.
11
Mas oyendo los de Jabes de Galaad esto que los Filisteos hicieron á Saúl,
12
Todos los hombres valientes se levantaron, y anduvieron toda aquella noche, y quitaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Beth-san y viniendo á Jabes, quemáronlos allí.
13
Y tomando sus huesos, sepultáronlos debajo de un árbol en Jabes, y ayunaron siete días.

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Marcos 15

1-20
1
Y LUEGO por la mañana, habiendo tenido consejo los príncipes de los sacerdotes con los ancianos, y con los escribas, y con todo el concilio, llevaron á Jesús atado, y le entregaron á Pilato.
2
Y Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
3
Y los príncipes de los sacerdotes le acusaban mucho.
4
Y le preguntó otra vez Pilato, diciendo: ¿No respondes algo? Mira de cuántas cosas te acusan.
5
Mas Jesús ni aun con eso respondió de modo que Pilato se maravillaba.
6
Empero en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen.
7
Y había uno, que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían hecho muerte en una revuelta.
8
Y viniendo la multitud, comenzó á pedir hiciese como siempre les había hecho.
9
Y Pilato les respondió, diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los Judíos?
10
Porque conocía que por envidia le habían entregado los príncipes de los sacerdotes.
11
Mas los príncipes de los sacerdotes incitaron á la multitud, que les soltase antes á Barrabás.
12
Y respondiendo Pilato, les dice otra vez: ¿Qué pues queréis que haga del que llamáis Rey de los Judíos?
13
Y ellos volvieron á dar voces: Crucifícale.
14
Mas Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Y ellos daban más voces: Crucifícale.
15
Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó á Barrabás, y entregó á Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.
16
Entonces los soldados le llevaron dentro de la sala, es á saber al Pretorio y convocan toda la cohorte.
17
Y le visten de púrpura y poniéndole una corona tejida de espinas,
18
Comenzaron luego á saludarle: ¡Salve, Rey de los Judíos!
19
Y le herían en la cabeza con una caña, y escupían en él, y le adoraban hincadas las rodillas.
20
Y cuando le hubieron escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le vistieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle.

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