Haz bien, oh Jehová, á los buenos, Y á los que son rectos en sus corazones. Salmo 125.4
Leitura diária na versão Rayana Valera - Español


Job 6
Job 7
Job 8
2 tesalonicenses 1

Job 6


1
Y RESPONDIO Job y dijo:
2
¡Oh si pesasen al justo mi queja y mi tormento, Y se alzasen igualmente en balanza!
3
Porque pesaría aquél más que la arena del mar: Y por tanto mis palabras son cortadas.
4
Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu Y terrores de Dios me combaten.
5
¿Acaso gime el asno montés junto á la hierba? ¿Muge el buey junto á su pasto?
6
¿Comeráse lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo?
7
Las cosas que mi alma no quería tocar, Por los dolores son mi comida.
8
¡Quién me diera que viniese mi petición, Y que Dios me otorgase lo que espero
9
Y que pluguiera á Dios quebrantarme Que soltara su mano, y me deshiciera!
10
Y sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo.
11
¿Cuál es mi fortaleza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida?
12
¿Es mi fortaleza la de las piedras? ¿O mi carne, es de acero?
13
¿No me ayudo cuanto puedo, Y el poder me falta del todo?
14
El atribulado es consolado de su compañero: Mas hase abandonado el temor del Omnipotente.
15
Mis hermanos han mentido cual arroyo: Pasáronse como corrientes impetuosas,
16
Que están escondidas por la helada, Y encubiertas con nieve
17
Que al tiempo del calor son deshechas, Y en calentándose, desaparecen de su lugar
18
Apártanse de la senda de su rumbo, Van menguando y piérdense.
19
Miraron los caminantes de Temán, Los caminantes de Saba esperaron en ellas:
20
Mas fueron avergonzados por su esperanza Porque vinieron hasta ellas, y halláronse confusos.
21
Ahora ciertamente como ellas sois vosotros: Que habéis visto el tormento, y teméis.
22
¿Os he dicho yo: Traedme, Y pagad por mí de vuestra hacienda
23
Y libradme de la mano del opresor, Y redimidme del poder de los violentos?
24
Enseñadme, y yo callaré: Y hacedme entender en qué he errado.
25
¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el que reprende de vosotros?
26
¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son como el viento?
27
También os arrojáis sobre el huérfano, Y hacéis hoyo delante de vuestro amigo.
28
Ahora pues, si queréis, mirad en mí, Y ved si miento delante de vosotros.
29
Tornad ahora, y no haya iniquidad Volved aún á considerar mi justicia en esto.
30
¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir las cosas depravadas?

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Job 7


1
CIERTAMENTE tiempo limitado tiene el hombre sobre la tierra, Y sus días son como los días del jornalero.
2
Como el siervo anhela la sombra, Y como el jornalero espera el reposo de su trabajo:
3
Así poseo yo meses de vanidad, Y noches de trabajo me dieron por cuenta.
4
Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Y mide mi corazón la noche, Y estoy harto de devaneos hasta el alba.
5
Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo Mi piel hendida y abominable.
6
Y mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, Y fenecieron sin esperanza.
7
Acuérdate que mi vida es viento, Y que mis ojos no volverán á ver el bien.
8
Los ojos de los que me ven, no me verán más: Tus ojos sobre mí, y dejaré de ser.
9
La nube se consume, y se va: Así el que desciende al sepulcro no subirá
10
No tornará más á su casa, Ni su lugar le conocerá más.
11
Por tanto yo no reprimiré mi boca Hablaré en la angustia de mi espíritu, Y quejaréme con la amargura de mi alma.
12
¿Soy yo la mar, ó ballena, Que me pongas guarda?
13
Cuando digo: Mi cama me consolará, Mi cama atenuará mis quejas
14
Entonces me quebrantarás con sueños, Y me turbarás con visiones.
15
Y así mi alma tuvo por mejor el ahogamiento, Y quiso la muerte más que mis huesos.
16
Aburríme: no he de vivir yo para siempre Déjáme, pues que mis días son vanidad.
17
¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y que pongas sobre él tu corazón,
18
Y lo visites todas las mañanas, Y todos los momentos lo pruebes?
19
¿Hasta cuándo no me dejarás, Ni me soltarás hasta que trague mi saliva?
20
Pequé, ¿qué te haré, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto contrario á ti, Y que á mí mismo sea pesado?
21
¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de mañana, ya no seré.

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Job 8


1
Y RESPONDIO Bildad Suhita, y dijo:
2
¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, Y las palabras de tu boca serán como un viento fuerte?
3
¿Acaso pervertirá Dios el derecho, O el Todopoderoso pervertirá la justicia?
4
Si tus hijos pecaron contra él, El los echó en el lugar de su pecado.
5
Si tú de mañana buscares á Dios, Y rogares al Todopoderoso
6
Si fueres limpio y derecho, Cierto luego se despertará sobre ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.
7
Y tu principio habrá sido pequeño, Y tu postrimería acrecerá en gran manera.
8
Porque pregunta ahora á la edad pasada, Y disponte para inquirir de sus padres de ellos
9
Pues nosotros somos de ayer, y no sabemos, Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.
10
¿No te enseñarán ellos, te dirán, Y de su corazón sacarán palabras?
11
¿Crece el junco sin lodo? ¿Crece el prado sin agua?
12
Aun él en su verdor no será cortado, Y antes de toda hierba se secará.
13
Tales son los caminos de todos los que olvidan á Dios: Y la esperanza del impío perecerá:
14
Porque su esperanza será cortada, Y su confianza es casa de araña.
15
Apoyaráse él sobre su casa, mas no permanecerá en pie Atendráse á ella, mas no se afirmará.
16
A manera de un árbol, está verde delante del sol, Y sus renuevos salen sobre su huerto
17
Vanse entretejiendo sus raíces junto á una fuente, Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.
18
Si le arrancaren de su lugar, Este negarále entonces, diciendo: Nunca te vi.
19
Ciertamente éste será el gozo de su camino Y de la tierra de donde se traspusiere, nacerán otros.
20
He aquí, Dios no aborrece al perfecto, Ni toma la mano de los malignos.
21
Aun henchirá tu boca de risa, Y tus labios de júbilo.
22
Los que te aborrecen, serán vestidos de confusión Y la habitación de los impíos perecerá.

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2 tesalonicenses 1


1
PABLO, y Silvano, y Timoteo, á la iglesia de los Tesalonicenses que es en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo:
2
Gracia y paz á vosotros de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
3
Debemos siempre dar gracias á Dios de vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y la caridad de cada uno de todos vosotros abunda entre vosotros
4
Tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, de vuestra paciencia y en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que sufrís:
5
Una demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis.
6
Porque es justo para con Dios pagar con tribulación á los que os atribulan
7
Y á vosotros, que sois atribulados, dar reposo con nosotros, cuando se manifestará el Señor Jesús del cielo con los ángeles de su potencia,
8
En llama de fuego, para dar el pago á los que no conocieron á Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo
9
Los cuales serán castigados de eterna perdición por la presencia del Señor, y por la gloria de su potencia,
10
Cuando viniere para ser glorificado en sus santos, y á hacerse admirable en aquel día en todos los que creyeron: (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros.)
11
Por lo cual, asimismo oramos siempre por vosotros, que nuestro Dios os tenga por dignos de su vocación, e hincha de bondad todo buen intento, y toda obra de fe con potencia,
12
Para que el nombre, de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

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