Porque no hay diferencia de Judío y de Griego: porque el mismo que es Señor de todos, rico es para con todos los que le invocan: Romanos 10.12
Leitura diária na versão Rayana Valera - Español


Salmo 42
Salmo 43
Salmo 44
2 Corintios 3.7->
2 Corintios 4.1-48

Salmo 42


1
<> COMO el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
2
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¡Cuándo vendré, y pareceré delante de Dios!
3
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
4
Acordaréme de estas cosas, y derramaré sobre mí mi alma: Cuando pasaré en el número, iré con ellos hasta la casa de Dios, Con voz de alegría y de alabanza, haciendo fiesta la multitud.
5
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te conturbas en mí? Espera á Dios porque aun le tengo de alabar Por las saludes de su presencia.
6
Dios mío, mi alma está en mí abatida: Acordaréme por tanto de ti desde tierra del Jordán, Y de los Hermonitas, desde el monte de Mizhar.
7
Un abismo llama á otro á la voz de tus canales: Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
8
De día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su canción será conmigo, Y oración al Dios de mi vida.
9
Diré á Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
10
Mientras se están quebrantando mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
11
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbas en mí? Espera á Dios porque aun le tengo de alabar Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.

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Salmo 43


1
JUZGAME, oh Dios, y aboga mi causa: Líbrame de gente impía, del hombre de engaño é iniquidad.
2
Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
3
Envía tu luz y tu verdad: éstas me guiarán, Me conducirán al monte de tu santidad, Y á tus tabernáculos.
4
Y entraré al altar de Dios, Al Dios alegría de mi gozo Y alabaréte con arpa, oh Dios, Dios mío.
5
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbes en mí? Espera á Dios porque aun le tengo de alabar Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.

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Salmo 44


1
<> OH Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.
2
Tú con tu mano echaste las gentes, y los plantaste á ellos Afligiste los pueblos, y los arrojaste.
3
Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos.
4
Tú, oh Dios, eres mi rey: Manda saludes á Jacob.
5
Por medio de ti sacudiremos á nuestros enemigos: En tu nombre atropellaremos á nuestros adversarios.
6
Porque no confiaré en mi arco, Ni mi espada me salvará.
7
Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, Y has avergonzado á los que nos aborrecían.
8
En Dios nos gloriaremos todo tiempo, Y para siempre loaremos tu nombre. (Selah.)
9
Empero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar Y no sales en nuestros ejércitos.
10
Nos hiciste retroceder del enemigo, Y saqueáron nos para sí los que nos aborrecían.
11
Pusístenos como á ovejas para comida, Y esparcístenos entre las gentes.
12
Has vendido tu pueblo de balde, Y no pujaste en sus precios.
13
Pusístenos por vergüenza á nuestros vecinos, Por escarnio y por burla á los que nos rodean.
14
Pusístenos por proverbio entre las gentes, Por movimiento de cabeza en los pueblos.
15
Cada día mi vergüenza está delante de mí, Y cúbreme la confusión de mi rostro,
16
Por la voz del que me vitupera y deshonra, Por razón del enemigo y del que se venga.
17
Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti Y no hemos faltado á tu pacto.
18
No se ha vuelto atrás nuestro corazón, Ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos.
19
Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, Y nos cubriste con sombra de muerte,
20
Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, O alzado nuestras manos á dios ajeno,
21
¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.
22
Empero por tu causa nos matan cada día Somos tenidos como ovejas para el matadero.
23
Despierta ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre.
24
¿Por qué escondes tu rostro, Y te olvidas de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra?
25
Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo: Nuestro vientre está pegado con la tierra.
26
Levántate para ayudarnos, Y redímenos por tu misericordia.

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2 Corintios 3

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7
Y si el ministerio de muerte en la letra grabado en piedras, fué con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudiesen poner los ojos en la faz de Moisés á causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
8
¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
9
Porque si el ministerio de condenación fué con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justicia.
10
Porque aun lo que fué glorioso, no es glorioso en esta parte, en comparación de la excelente gloria.
11
Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más será en gloria lo que permanece.
12
Así que, teniendo tal esperanza, hablamos con mucha confianza
13
Y no como Moisés, que ponía un velo sobre su faz, para que los hijos de Israel no pusiesen los ojos en el fin de lo que había de ser abolido.
14
Empero los sentidos de ellos se embotaron porque hasta el día de hoy les queda el mismo velo no descubierto en la lección del antiguo testamento, el cual por Cristo es quitado.
15
Y aun hasta el día de hoy, cuando Moisés es leído, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.
16
Mas cuando se convirtieren al Señor, el velo se quitará.
17
Porque el Señor es el Espíritu y donde hay el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
18
Por tanto, nosotros todos, mirando á cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.

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2 Corintios 4

1-48
1
POR lo cual teniendo nosotros esta administración según la misericordia que hemos alcanzado, no desmayamos
2
Antes quitamos los escondrijos de vergüenza, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por manifestación de la verdad encomendándonos á nosotros mismos á toda conciencia humana delante de Dios.
3
Que si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto:
4
En los cuales el dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
5
Porque no nos predicamos á nosotros mismos, sino á Jesucristo, el Señor y nosotros vuestros siervos por Jesús.
6
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
7
Tenemos empero este tesoro en vasos de barro, para que la alteza del poder sea de Dios, y no de nosotros:
8
Estando atribulados en todo, mas no angustiados en apuros, mas no desesperamos
9
Perseguidos, mas no desamparados abatidos, mas no perecemos
10
Llevando siempre por todas partes la muerte de Jesús en el cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros cuerpos.
11
Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados á muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal.
12
De manera que la muerte obra en nosotros, y en vosotros la vida.
13
Empero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme á lo que está escrito: Creí, por lo cual también hablé: nosotros también creemos, por lo cual también hablamos
14
Estando ciertos que el que levantó al Señor Jesús, á nosotros también nos levantará por Jesús, y nos pondrá con vosotros.
15
Porque todas estas cosas padecemos por vosotros, para que abundando la gracia por muchos, en el hacimiento de gracias sobreabunde á gloria de Dios.
16
Por tanto, no desmayamos: antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior empero se renueva de día en día.
17
Porque lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria
18
No mirando nosotros á las cosas que se ven, sino á las que no se ven: porque las cosas que se ven son temporales, mas las que no se ven son eternas.

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